El Cardenal Lorenzana impulsó, en el siglo XVIII, un proceso de industrialización para revitalizar la ciudad, que estaba en regresión desde el siglo anterior. Como parte del mismo surgió la Fábrica de Armas que, dedicada a la elaboración de sables y espadas, se ubicó inicialmente en la Antigua Casa de la Moneda, situada en la calle Núñez de Arce.
En 1760, llega a España el Rey Carlos III, que se plantea, entre sus objetivos, la protección de las artes y las ciencias y una reforma total de la sociedad española.
Grabado de la Fábrica de Armas de Toledo (1878). |
El edificio es de forma rectangular, con dos patios separados por una crujía transversal, que imitaba a la fábrica italiana de Torre de la Annunziata del propio Sabatini. Su construcción trató de potenciar su carácter militar e industrial; por ello, se levantó con una composición horizontal utilizando, además de materiales procedentes de edificios visigodos, un aparejo rústico en las pilastras laterales, puertas y ventanas, que se interrumpe en el centro de la fachada, con tres alturas, donde se sitúa la puerta grande. Tras ella, con objeto de resaltar la grandiosidad del edificio, se abre, a modo de un palacio, un gran atrio con tres naves y el acceso a una Capilla que ocupa la doble altura del edificio y cuya espadaña apenas se evidencia al exterior, al situarse sobre un tejado a dos aguas con numerosas buhardillas y chimeneas.
La Capilla consta de una sola nave con pilastras al gusto clasicista y está decorada en paredes y bóvedas con pinturas del pintor y residente en Toledo, José Vera. El altar lo preside un gran lienzo de Bartolomé Montalvo, representando a la patrona de la Fábrica, Santa Bárbara. En el espacio dedicado a la biblioteca, se sitúan seis vidrieras rectangulares del vidriero toledano Daniel Moragón, en “art déco” de finales de los años treinta, con motivos que versan sobre los adelantos tecnológicos de la época.
A lo largo de los siglos XIX y XX, la Real Fábrica se amplió con nuevos edificios neomudéjares de una sola planta, urbanizándose con calles rectilíneas arboladas, que la configuraron como una ciudad industrial. Después de la Guerra Civil, se construyó, al lado y fuera de su recinto, un poblado obrero para sus empleados, siguiendo un modelo urbanístico de ciudad-jardín.
Un paseo por su evolución y transformación.
Explanada, frente al Edificio 6, de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) |
Fuentes.
- GONZÁLEZ, H. La Fábrica de Armas Blancas : resumen histórico ó breves noticias sobre el origen, progresos, vida decadencia y renacimiento de la fabricación de armas blancas en Toledo, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días. Toledo : Menor Hermanos, 1889.
- PARRO, S. R. Toledo en la mano, o Descripción histórico-artística de la magnífica Catedral y de los demás célebres monumentos. Toledo: Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, 1978.
- PERIS, D.; LUCAS, A. de; ALCALDE, A. La Fábrica de Armas de Toledo. Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, 1999.
- PERIS SÁNCHEZ, D.; ELVIRA GUTIÉRREZ, R.; LUCAS MARTÍNEZ, A. de. El edificio Sabatini en la Fábrica de Armas de Toledo. Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha, 2001.
- UCLM.
- VV. AA. Arquitecturas de Toledo. Servicio de publicaciones de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Toledo, 1992.
Gran monumento que marca la historia industrial de la ciudad de Toledo. Esta fábrica de armas dió mucha vida a la ciudad de Toledo. En ella trabajaban muchos ciudadanos, tanto de dentro como de fuera de la ciudad, y resultaba un importante motor económico, a la vez que social, ya que propició los primeros movimientos sindicales de la ciudad, huelgas, quejas sociales, etc.
ResponderEliminarHerencia también de esta fábrica es el urbanismo del poblado obrero, que eran las casas de los trabajadores, y que actualmente le confiere un carácter muy particular.
En mi opinión, después de la desaparición del gran motor económico que suponía, es de agradecer que se haya convertido en universidad, cambiando las armas por los libros.
Cuando todavía no era universidad, y parte de los edificios estaban abandonados y medio derruidos, hicieron unas visitas guiadas para enseñar lo que era y en qué se iba a convertir. Yo era pequeño cuando me llevaron mis padres a verlo, pero aún me acuerdo, y no se si habrá alguna foto de aquello, me encantaría poder verlo si es que alguien tuviera alguna.