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Gutenberg: Más allá de la imprenta

Johannes Gutenberg
Johannes Gensfleisch, conocido por Johannes Gutenberg nació en Maguncia (Alemania) entre 1398 y 1400 en el seno de una familia de orfebres nobles. Hijo del comerciante Friele (Federico) Gensfleisch y de Else Wyrich, pasó parte de su juventud en la casa paterna, la cual se encontraba adornada con esculturas y detalles alegóricos.

El joven Gutenberg se inició en los principios del arte y las técnicas de orfebrería y la elaboración de monedas. De esta manera, se hizo conocedor del arte de la fundición del oro y destacó como herrero para el obispado de su ciudad. La familia se trasladó a Eltville am Rhein -ahora en el Estado de Hesse-, donde su madre había heredado una finca. Gutenberg debió estudiar en la Universidad de Erfurt, donde aparece registrado en 1419 el nombre de Johannes de Alta Villa (Eltville).

En 1419, el joven Gutenberg pierde a su padre, dejándole por herencia una módica renta. Así pues, decide viajar durante varios años llegando a Harlem, donde aprendió a el proceso de impresión con tipos móviles inventado por Lorenzo Coster. Más tarde, se instala en Estrasburgo, allá por 1434, donde pone en marcha, junto a Hans Riffe, Andreas Heilmann y Andreas Dritzehn, un taller de talla de piedras preciosas y pulimento de espejos, donde, en sus ratos libres, empieza a investigar la tipografía.

En 1448, pone fin al exilio y vuelve a Maguncia, asociándose con el banquero judío Johannes Fust, quien le financia para desarrollar la Imprenta. Un año más tarde, publica el "Misal de Constanza", primer libro tipográfico del mundo, del que sólo se conservan tres ejemplares en el mundo. 

Página iluminada de la Biblia de 42 líneas
(Maguncia, 1455)
Es muy probable que, en 1452, viera la luz la famosa "Biblia de 42 líneas o Mazarina" o, simplemente, "Biblia de Gutenberg", llamada así debido al número más de líneas -más frecuente- por columna en cada una de sus 1284 páginas, con letra gótica en dos volúmenes. Se trata de una versión latina de la Biblia de San Jerónimo, y exigió tasa de fusión casi cinco millones, en la edición de 120 ejemplares en papel y 20 en pergamino, de los cuales conservan 33 y 13, respectivamente. No posee signatura, ni reclamos, ni indicaciones tipográficas. Se dejaron huecos para rúbrica y, gracias a un ejemplar, sabemos que, en agosto de 1456, se terminó de iluminar la obra. 

Finalmente, en 1455, esa sociedad no prospera y Fust obliga a Gutenberg a devolver el préstamo por no haber utilizado todo el dinero en la fabricación de libros y, este último, se queda con las pruebas, obligando a Gutenberg a empezar de nuevo. Incluso, tuvo que difundir el secreto de montar imprentas para poder subsistir. Por esto, Gutenberg empieza de nuevo aportando modificaciones para diferenciarse de lo que se había quedado Fust, todo ello relacionado con los tipos que había estado trabajando.

Las letras de madera son poco resistentes y las cambia por metal, preparando una aleación de Plomo, Estaño y Antimonio. A la vez, se da cuenta de que los trabajos hechos no estaban bien realizados, por lo que idea una prensa para que la tinta no se corriese. Para ello, usa una prensa vitivinícola, prensa de torniquete que evitaba que el trabajo se emborronase. Los tipos metálicos y la prensa le va a permitir difundir su invento de forma comercial, extendiéndose por gran parte de Europa.

Además, Gutenberg realizó la edición de la "Summa GrammaticalisCatholicon" mediante unos tipos especiales que mandó hacer especialmente para ello. También llevó a cabo la "Biblia de 36 líneas", hacia 1458-1460, aunque existe controversia de opiniones en cuanto a quién la elaboró. 

Gutemberg se había arruinado, por lo que abandona Maguncia para volver a Estrasburgo, para volverse a dedicar exclusivamente a la venta de imprentas, lo que permite la expansión de la misma en Europa. A su vez, sus aprendices expandieron el modelo y el uso de la imprenta. No obstante, las ayudas económicas que le prestaron algunos conocidos le permitieron fundar una imprenta.
Réplica de la Imprenta de Gutenberg (1925). Museo Gutenberg, Alemania.
En 1462, se produce el Saqueo de Maguncia por parte del Conde Adolfo II de Nassau, lo que provoca el exilio de la mayoría de los impresores. En 1470, hay doce ciudades europeas con imprentas. En 1488, esta cifra se había multiplicado por diez, llegando a ciento diez talleres. En 1500, ya existían doscientos talleres. La imprenta también se va a extender a América al Virreinato de la Nueva España: México (Administración del Virreinato), Perú (capital en Lima), Nueva Granada y el Río de la Plata, con capital en Tenochtitlan.

Al final de su vida, Gutenberg fue recogido por el arzobispo de Maguncia, quien le nombró su gentil-hombre y le otorgó una pensión. Se convirtió en miembro de la corte real, exento del pago de impuestos y le concedió una pensión anual de grano, ropa y vino. Gracias a ello, Gutenberg pudo dedicar los últimos años de su vida al perfeccionamiento de la imprenta y de sus procedimientos tipográficos.

El 3 de febrero de 1468, Johannes Gutenberg, murió arruinado en Maguncia. Fue enterrado en la iglesia que los franciscanos tenían en Maguncia, la cual fue destruida por el fuego de artillería que entró en la ciudad en 1793, y la tumba de Gutenberg desapareció con ella.

A pesar de las penas que sufrió en sus últimos años de vida, a Gutenberg siempre se le reconocerá como el inventor de la imprenta moderna.

A continuación, os dejo un vídeo documental sobre el origen de la imprenta y el desarrollo del libro impreso, realizado por la Biblioteca Nacional de España.

Bibliografía.
  • BELTRÁN, F. El libro y la imprenta. Valladolid, 2009.
  • FIGUIER, L. Los grandes inventos antiguos y modernos en las ciencias, la industria y las artes. Madrid, 1867.
  • PEDRAZA, M.J.; CLEMENTE, Y.; REYES, F. de los: El libro antiguo. Madrid, 2003.
Fuentes.

3 comentarios:

  1. Muy buena la entrada. La verdad es que es un personaje muy importante que al final... terminó en la pobreza. Es una pena que tantas y tantas veces en la historia solo se reconozca el mérito de una persona cuando ya ha fallecido y han pasado años.

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  2. Es cierto... Casi en el 100% de los casos, no se reconoce la labor de las personas hasta después de su muerte. Como es el caso de Van Gogh, Tolkien o Kafka.

    Celebridades que hoy conocemos como genios, recibieron muy poca fama en vida comparada con la que tuvieron (y aún tienen) después de su muerte. Es una pena que estas personas se fueran de este mundo sin saber lo valorados que han llegado a ser y todo por no haberles dado un reconocimiento a tiempo....

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  3. Creo que es por eso mismo de ser genios por lo que no se les reconoce a tiempo. Porque nadie es capaz de darse cuenta de lo que realmente hacen hasta que pasa muuuuucho tiempo y se demuestra por si solo.

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