La cinematografía americana ha gozado siempre de buenos guiones sobre la corrupción política, sobornos, chantajes, arribismo socio-político, personajes sin escrúpulos con ansias poder, mafias, etc. Hoy, en España, se pueden tomar estos guiones como modelo a seguir formalmente, aunque no temáticamente, ya que la realidad supera la ficción. Muchos de los personajes que aparecen en el panorama socio-político español no serían nominados a los premios Goya, sino que lo recibirían directamente: corruptos, chantajistas, arribistas, extorsionistas, mafiosos....
Un guionista, buscando lugares naturales y de poso histórico y cultural para su película, se topó con Toledo, como don Quijote se topó con la iglesia, ¿recuerdas Sancho? Toledo, ciudad que vive de su historia, que vive de sus monumentos, que vive de sus yacimientos históricos, que está prisionera de su pasado, es la fuente ideal para escribir una historia con tintes azconianos.
En Toledo, aparece un personaje, GREMA, que intentará dar un concepto nuevo a la cultura en el siglo XXI a través del desahucio artístico.
GREMA es uno y trino. Adalid de subvertir lo existente por considerarlo obsoleto, alienígena procedente de alguna galaxia perdida en el universo en la que la cultura no tiene nada que ver con la de la tierra y vanguardista, cuyo lema es: "Destruyamos lo existente. Hay que crear un mundo nuevo". Las fuerzas vivas de la ciudad se encandilan ante el aura con que se presenta este nuevo mesías, invitándole a que les exponga sus teorías sobre la cultura en el siglo XXI. Porque tienen un problema: hay que dinamizar culturalmente una ciudad que, anclada en su pasado, se tiene que enfrentar a la celebración de un futuro evento y no saben cómo enfocarlo ya que, por ser políticos, desconocen el campo de la cultura. Sin pensárselo dos veces, ante el aura que rodea a GREMA, le convocan a un cónclave para que les exponga sus teorías como adalid, alienígena y vanguardista del arte y la cultura. ¿Realmente GREMA es un especialista o un arribista del arte y de la cultura? A los políticos no les importan estos aspectos. Lo único que les interesa es celebrar dicho evento y que se les concedan todo tipo de medallas y el beneplácito a nivel nacional e internacional. Los lemas defendidos por GREMA —subvertir y destruir— les sirven para cumplir la finalidad con la que quieren presentar su deseado evento: por un lado, desprestigiar lo existente, por responder a lo realizado por las fuerzas vivas anteriores; y por otro, laurear su ego político. Han encontrado a la persona idónea para sus fines de política cultural.
GREMA, al ser convocado por los dirigentes culturales, acepta de mil amores. Siente su ego enaltecido y premiado. Por fin, va a llevar a la práctica sus teorías sobre lo que debe ser una ciudad del siglo XXI en el campo del arte. Empieza exponiendo que el arte debe estar reunido en un espacio creado para el evento y que quede, definitivamente, como una “megapinacoteca”. Para conseguir este fin, hay que vaciar de su contenido las obras expuesta en espacios obsoletos de principios del siglo XX, restaurados y adaptados museológica y museográficamente, como museo del siglo XXI. A GREMA este aspecto parece ser que no le interesa considerarlo ante su auditorio político por su megalomanía. GREMA continúa con su disertación. Estos espacios deben desaparecer y dedicarse a otros fines. Los aplausos y beneplácitos de las fuerzas vivas le animan a seguir con la exposición de sus teorías. Todos felices. Nadie piensa que, en tiempos de crisis económica —porque la ciudad y la nación padecen una crisis alarmante—, el plan conlleva una inversión. No importa. GREMA sigue incidiendo en que es conveniente la unificación de las obras pictóricas. Menos mal que no se le ha ocurrido unificar edificios eclesiásticos y civiles —pensó un asistente distraído—, porque eso sería un problema. Los cuadros, al fin y al cabo, se pueden trasladar de un lado para otro. La unificación, sigue en su disertación GREMA, es muy cómoda para los visitantes, teniendo en cuenta la orografía de la ciudad. El asistente distraído, siguiendo distraído, pensó en voz alta ante el asombro del resto de asistentes: ¿los cuadros de la Catedral y de las iglesias de la ciudad también se van a unificar en ese embrión, junto a los del pequeño museo obsoleto restaurado recientemente y que va ser desahuciado de su contenido? Silencio. Asombro. Los políticos se miran entre sí. No saben qué hacer ni decir. GREMA, dominando la situación, asume la pregunta y contesta al despistado que el espacio donde se encuentran esos lienzos es idóneo para su exposición por el tema sacro que tratan, mientras que los lienzos del edificio a desahuciar, por ser muchos de ellos de tema sagrado, no era el lugar idóneo, por ser un espacio civil. Aplausos y aprobación de los asistentes al cónclave. Al personaje distraído le sellan la boca, le invitan a salir en volandas acompañado por dos guardaespaldas gigantescos.
Terminado el cónclave, todos los asistentes, felices por la idea presentada por GREMA, dan por concluido el problema del evento a celebrar en el futuro próximo. Comentando, entre ellos, la feliz idea presentada por GREMA, que les podría servir para dar una nueva visión del arte en la ciudad y así todos los lienzos del espacio desahuciado quedarían definitivamente expuestos en ese nuevo lugar. GREMA —le dijeron— a partir de ahora, serás nuestro asesor cultural. Tienes unas ideas geniales sobre lo que debe ser la "política cultural" en el campo artístico de nuestra ciudad. ¿La cultura es política?
Fotografía en los medios de comunicación. A la salida del cónclave, GREMA y las fuerzas vivas se encuentran con la manifestación de la agrupación “STOP Desahucios”. Manifestación disuelta por las fuerzas del orden público.
La guerra contra el desahucio del Museo del Greco ha comenzado.
Fdo.: Víctor Moratilla
A mi es que lo del cambio de un lado a otro después de tantos años con el museo cerrado y con tanta obra (que se pagan bien, eh), me parece una soberana TONTERÍA. ¿A santo de qué cambiarlo ahora? ¿estamos tontos o qué? Si lo terminan cambiando, seguramente no será por lo que digamos los toledanos, sino por "otros motivos". Qué pena me da la cultura, de verdad... Es la que más sufre junto a la sanidad y no nos lo merecemos...
ResponderEliminarEs una tontería a medida de algunos, para su beneficio propio. Sin ese museo, la judería perdería mucho y se hundiría parte del comercio de la zona.
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