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El ilustre toledano: Garcilaso de la Vega (Actualizado)

ATENCIÓN: Volvemos a publicar esta entrada otra vez ya que hemos tenido la suerte de contar con una ayuda extraordinaria para poder reeditarla: Carmen Vaquero Serrano, gran conocedora de Garcilaso de la Vega y que se ha ofrecido a ayudarnos a mejorar la información que os mostrábamos anteriormente. Por ello, le damos las gracias y, ahora, os ofrecemos una información más acertada sobre este ilustre toledano.

Después de unos días no muy buenos para mí, he decidido continuar con NOROGACA y así mantener entretenida un poco la mente. Por eso, tras pensar en quién podría ocupar la nueva entrada de Personajes Célebres, he optado por el toledano más conocido a nivel nacional e incluso internacional: Garcilaso de la Vega. Espero quedar a la altura del máximo representante de la lírica renacentista española...

Efigie sepulcral de Garcilaso en la iglesia de
San Pedro Mártir (Toledo
Garcilaso de la Vega y Guzmán nació el 30 de septiembre de ¿1499? (según las teorías más recientes), en el seno de una familia ilustre. Su padre, Garcilaso de la Vega ─futuro señor de los Arcos y comendador mayor de León en la Orden de Santiago─ y su madre, doña Sancha de Guzmán ─señora de Batres y, junto con su esposo, señores de Cuerva─. Hermano mayor del poeta fue el comunero Pedro Laso de la Vega.

En 1512, su padre falleció. Años después, Garcilaso, muy joven, empezó a actuar en la vida política. De hecho, uno de los primeros documentos que sobre él se poseen muestra a Garcilaso participando activamente en los alborotos de Toledo de 1519. Por ese incidente, es condenado a un destierro de tres meses y a pagar 4.000 maravedíes de multa. En 1520, ya trabajaba en calidad de contino o guarda del rey Carlos I. Es seguro que el poeta había aprendido latín, italiano, música y todas las artes propias de los caballeros.

Garcilaso, además, en 1521, fue un participante activo en la batalla que tiene lugar en las cercanías del castillo del cerro del Águila contra los comuneros toledanos, en la que es herido en el rostro. Un tiempo después, en 1523, se halla con la Corte en Valladolid ─donde conoció a la que se convertiría en su esposa, doña Elena de Zúñiga, que figuraba entre las damas de doña Leonor de Austria, hermana de Carlos I─. También se sabe que el poeta intervino en la recuperación de Fuenterrabía de los franceses.

En 1523, Garcilaso es nombrado caballero de la Orden de Santiago y acroe o gentilhombre de la casa de Borgoña. Un año después, viaja a Portugal para visitar a su hermano, Pedro Laso, que permanecía exiliado en la corte lusitana y pretendía casarse con una de las damas de Isabel de Portugal, Beatriz de Sá, de quien decían que poseía una belleza sin igual. Tal vez fue durante su estancia en tierras lusitanas cuando Garcilaso conoce a Isabel Freire, asimismo dama de Isabel de Portugal y que, según el Brocense, fue la amada de Juan Boscán, el gran poeta barcelonés, amigo íntimo de Garcilaso. Algunos consideran a esta señora como un posible amor del toledano.

En 1525, Garcilaso contrae matrimonio con doña Elena de Zúñiga, dama de doña Leonor de Austria. Fue un matrimonio que no le trajo felicidad, por lo que, al menos inicialmente, parece que fue un acuerdo de intereses.

No obstante, el primer amor de Garcilaso de la Vega fue una joven toledana: doña Guiomar Carrillo, hija de la ilustre familia de los Ribadeneira. Ambos adolescentes eran vecinos y, como tal, su relación debía de remontarse a los días de sus juegos infantiles, que, variando en adolescentes coqueteos, darían paso a los primeros escarceos amorosos. Junto a Guiomar vivió un largo y, suponemos, un profundo y sincero enamoramiento. Tanto fue así, que con esta dama tuvo su primer hijo, Lorenzo, nacido entre 1520 y 1521. Quizás debido a que Guiomar tuvo un hermano comunero, el rey Carlos no aprobó la boda entre Garcilaso y su enamorada. Suponemos que tuvo intención de contraer matrimonio con ella debido a que le otorgó los apellidos más ilustres de sus antepasados a su hijo: Suárez de Figueroa. A partir de entonces, gran parte de la obra poética de Garcilaso de la Vega girará en torno a esa pasión amorosa.

El año de 1526 sería decisivo en la vida del poeta y para la posterior evolución de la poesía castellana: el embajador veneciano, Andrea Navagero, trabó amistad con  Boscán, y este alentó a su amigo Garcilaso a adaptar el endecasílabo italiano a la lengua española.

Estatua de Garcilaso de la Vega, junto a la
Iglesia de San Román (Toledo), realizada
por Julio Martín Vidales
En 1529, Garcilaso acompaña al Emperador a su coronación en Bolonia y, antes de embarcar, otorga su testamento en Barcelona el 25 de julio de ese año, firmado por su gran amigo Boscán y su hermano Pedro Laso, entre otros testigos. Ordena que el que le herede deberá adoptar los apellidos "de la Vega e de Guzmán". Además, establece que, en caso de fallecimiento de sus herederos, su herencia pasara a su sobrino Garcilaso, hijo mayor de su hermano Pedro Laso y, en caso de que éste hubiera fallecido también, a quien heredara el mayorazgo de su padre, el comendador mayor de Santiago.

Los hijos que, por entonces, tenía el poeta eran: Lorenzo –hijo natural, tenido con Guiomar Carrillo–; Garcilaso –que morirá siendo niño–; Íñigo de Zúñiga –que cambiará su nombre por el de su hermano mayor y fallecerá  en la toma de Ulpiano, contra los franceses, en 1555–;  Pedro de Guzmán –recién nacido por esas fechas (1529) y que profesará como dominico–. Posteriormente a la fecha en la que firma el testamento, nacerán otros dos hijos: Sancha –nacida hacia 1532 y que será la que finalmente vendrá a heredarle tras el fallecimiento o renuncia de sus hermanos varones–, y  Francisco –nacido en 1534, que morirá en la adolescencia–. Además de aludir a su hijo Lorenzo –recordemos que era un hijo nacido fuera del matrimonio con Elena de Zúñiga–, el testamento hace mención a Elvira, una muchacha de un pueblo de Extremadura, de la que "en cargo de su honestidad", ordena que "envíen allá una persona honesta y de buena conciencia que sepa de ella si yo le soy en el cargo sobredicho, e si yo le fuere en él, denle diez mil maravedíes, e si fuere casada téngase gran consideración en esta diligencia a lo que toca a su honra y a su peligro".

En 1532 y después de algún viaje a Europa, fue desterrado a una isla del Danubio, debido a que  participó como testigo en el casamiento de su sobrino, Garcilaso –hijo de Pedro Laso–, con Isabel de la Cueva, sin consentimiento de Carlos V. Fue apresado en Tolosa y se le confinó a una isla del Danubio cerca de Ratisbona, descrita por el poeta en su "Canción III (vv. 1-6 y 14-16)":
Con un manso rüido
d’agua corriente y clara,
cerca el Danubio, una isla que pudiera
ser lugar escogido 
para que descansara 
quien, como estó yo agora, no estuviera […] 
Aquí estuve yo puesto, 
o, por mejor decillo, 
preso y forzado y solo en tierra ajena 
Garcilaso se dirigió a Nápoles, donde don Pedro de Toledo había sido nombrado virrey. Y en esa ciudad continúa su destierro, al menos desde noviembre de 1532. Allí, Garcilaso permanece en la corte del nuevo virrey. A pesar de lo que significó su estancia en Nápoles, los años pasados allí son los de su mayor actividad literaria, asistirá a la Academia Pontaniana y frecuentará tanto a humanistas italianos como a españoles a los que comunica sus poemas.

En 1533, Garcilaso realiza un viaje corto a España, haciendo una breve parada en Barcelona y Toledo. De regreso a Nápoles, Garcilaso escribe la "Égloga II", rindiendo homenaje a la Casa de Alba y especialmente al duque D. Fernando. Un año después, en la primavera de 1534, Garcilaso viaja de nuevo y por última vez a su ciudad natal.

El 31 de octubre de 1534, Carlos V le nombra alcaide del castillo de la ciudad de Regio –actual Reggio Calabria, en el sur de Italia–, cargo que desempeñaría hasta 19 de marzo de 1536. Desde allí, participará en la campaña del norte de África: la toma de La Goleta y Túnez –en la que resulta herido en la boca y brazo derecho– , ciudad donde el ejército imperial entra victorioso el 22 de julio de 1535. Entonces, estalla la tercera guerra de Francisco I, rey de Francia, contra Carlos V, que desata la expedición contra los franceses de 1536 a través de la Provenza, que sería la última experiencia militar de Garcilaso.

El 19 de septiembre de 1536, aún en Saboya, unos arcabuceros franceses resguardados en la torre de Le Muy lanzan una gran piedra que alcanzó a Garcilaso cuando intentaba escalarla. Fue llevado a Niza –con el fin de alojarlo en el palacio del duque de Saboya–, donde acabó sus días el 13 o 14 de octubre de 1536. Dos años después, su viuda –doña Elena de Zúñiga–, hizo traer sus restos mortales a Toledo y los depositó en la iglesia del monasterio de San Pedro Mártir. Gustavo Adolfo Bécquer  describió las estatuas orantes de Garcilaso y su padre (que en realidad corresponden al poeta y a su segundo hijo muerto en Volpiano) que aún hoy se conservan en dicha iglesia:
En el convento de San Pedro Mártir de Toledo y en la capilla de la cabecera de la nave lateral derecha, en la que hay un altar churrigueresco con la imagen (muy venerada en esta ciudad) de la virgen del Rosario, se hallan empotrados en el muro los sepulcros del poeta Garcilaso de la Vega y de su valiente padre, del mismo nombre, cuyas dos estatuas de mármol, armadas a la antigua y arrodilladas hacia el altar, no carecen de mérito. 
Estatua de Garcilaso de la Vega junto a su hijo,
en la Iglesia de San Pedro Mártir (Toledo).
Fuentes:

Toledo, ciudad con infinitas curiosidades V

Tras más de medio año sin publicar ninguna curiosidad toledana, retomo esta sección con la esperanza de que las próximas entregas no se retrasen tanto.

Hoy voy a hablaros de una curiosidad que no muchos conocen de la ciudad de Toledo, pero que no por eso deja de estar en los libros de historia. Tampoco yo conocía la historia pero, leyendo alguna cosa para otra entrada de curiosidades, vi algo acerca de ésto y decidí que iba a ser otra entrada.

Todo transcurre en el barrio del Alcaná toledano. Su nombre viene de aljanat, tiendas en hebreo, o también puede derivar de qaná, acto de vender o comprar. Por lo tanto, éste era un barrio cuya principal actividad era el comercio, y sus comerciantes, en su mayoría, eran hebreos.

Vista aérea del Claustro de la Catedral de Toledo.
El Alcaná se situaba cerca de la catedral, en el entorno de lo que hoy llamamos calle hombre de palo, que era el eje principal, y desde la calle de la Trinidad hasta la plaza de las Cuatro Calles.  No solo vivían allí hebreos, sino también mudéjares o mozárabes. Pero todo esto no existía tal como hoy lo conocemos, sino que ha sufrido muchas transformaciones.

Donde hoy se sitúa el claustro de la catedral, hasta 1389, era un terreno que formaba parte del conjunto urbano del barrio. En él había puestos,  que se situaban adosados a la catedral, donde sobretodo hebreos, comerciaban. Estas actividades resultaban molestas desde el punto de vista de la iglesia, así que el arzobispo de Toledo, don Pedro Tenorio, decidió comprarlo.

El emplazamiento de aquellas tiendecitas hebreas era valiosísimo, pues se situaban en el corazón de la ciudad y en el centro religioso mas importante, un lugar privilegiado para el comercio. Por esto mismo, no querían deshacerse de sus tiendas, y entonces es cuando comenzaron las vejaciones de los sirvientes del templo desde el tejado del mismo, impidiendo así a los comerciantes realizar su labor. Poco más tarde, el barrio se incendió, llevándose por delante la mayoría de las tiendas, y facilitando así la compra de don Pedro Tenorio,

Placa situada delante de
la calle Cordonerías.
Se puso la primera piedra del claustro el 14 de agosto de 1389 y se terminó en 1425, bajo la dirección del maestro mayor de la catedral Rodrigo Alfonso. Debido al desnivel del terreno, y con el fin de que pudiera soportar dos alturas (lo que ocurrió posteriormente con el cardenal Cisneros), se construyo metro y medio por encima del nivel de la catedral. Se hizo sin escatimar en esfuerzos, mas nunca lo utilizó ninguna orden monástica.

En 1397, el rey Enrique III, en compensación, le cedió a Tenorio 84 tiendas desde las Cuatro Calles, hasta la plaza de la Ropería, es decir, la actual calle de Cordonerías. En esta calle, se situaron los antiguos inquilinos del Alcaná, formando una importante fuente de ingresos para la construcción, junto al claustro, de la capilla de San Blas, donde fue sepultado Tenorio en 1399. Así se formo el nuevo Alcaná.

Es sin duda el nuevo Alcaná, donde Miguel de Cervantes dice comprar aquellos famosos cartapacios manuscritos.

"...estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero; y como soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado de esta mi natural inclinación tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía; vile con caracteres que conocí ser arábigos, y puesto que, aunque los conocía, no los sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado que los leyese; y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante, pues aunque le buscara de otra mejor y más antigua lengua le hallara."
Mas tarde afirma que en esos cartapacios está la "Historia de Don Quijote de la Mancha", descubriendo también la identidad de su escritor, Cide Hamete Benengeli, un historiador arábigo. Cervantes dice ser un simple narrador de una historia ya escrita, y traducida por un morisco.
"luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de Don Quijote. con esta imaginación le di priesa que leyese el principio; y haciéndolo así, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de Don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo."
Fuentes:

Programación del Teatro de Rojas 2012

Con el fin de promocionar un poco el teatro y la cultura en general, publico esta entrada en la que adjunto el librillo con toda la programación completa del Teatro de Rojas para esta nueva temporada. También la podéis ver en su página web y comprar las entradas online, aunque en distinto formato.

Es verdad que, últimamente, parece que la cultura esta de capa caída y que, con la subida del IVA, menos gente podrá ir al teatro, al cine, a musicales, etc, pero, desde aquí, hago mi pequeña aportación y os animo a participar y a llenar, como otras muchas veces el año pasado, el teatro. 

Normalmente, la gente más joven, no se anima. Quizás por el dinero, quizás porque les interesa más el cine,... En mi caso, desde bien pequeño, he estado yendo al teatro, al que me llevaba mi padre los fines de semana por la mañana. Tras una época sin ir, volví a retomar la afición con alguna que otra obra interesante así como con los musicales, que parece que han reconvertido la Gran Vía de Madrid desde hace unos tres años a esta parte. Animo a la gente a ir a los teatros a pasar un buen rato, que en estos tiempos... hace falta.

El Dibujante (II): El placer de la Lectura

¡¡Hola de nuevo!! 

El dibujo que presentamos hoy, me sirve de pretexto para hablar un poquito sobre el genial pintor holandés Johannes Vermeer, pintor nacido en Delft en la primera mitad del siglo XVII. Este fue un siglo convulso, pero muy fructífero para las artes. En esta época, nos encontramos en Holanda una próspera burguesía que, para decorar las habitaciones de sus hogares, compra cuadros de pequeño formato con una temática distinta a la que solía solicitar la nobleza y la iglesia en el resto de Europa. En Holanda se pintan bodegones, paisajes, retratos en grupo y escenas costumbristas, principalmente. Es, precisamente, en los cuadros con esta temática, donde destaca Vermeer (si, ya sé que también es el autor de La joven de la perla, pero hoy no toca). Son estos cuadros, los suyos, donde podemos ver la vida privada de las clases acomodadas, así como escenas domésticas donde las protagonistas suelen ser ellas, las mujeres.

Vermeer no pinta nada distinto a lo que pintan otros pintores de su época, aunque sí podemos decir que logra hacer versiones más refinadas y originales. Sus cuadros son fruto de un complejo y elaborado proceso de composición y, aun así, consigue hacer creer al espectador que la escena que contempla es real. En estas composiciones, para dar profundidad al cuadro, se suele ayudar de sucesivos planos, poniendo en muchos casos en primer lugar algún elemento que haga de separador entre el espectador y el personaje del cuadro. Sí, eso es muy característico en sus obras, como también lo es el tratamiento que hace de la luz. Ésta suele provenir de una ventana situada a la izquierda de la estancia, envolviendo sutilmente los objetos y creando una atmósfera ciertamente casi mágica.
                                                        
Se sabe que Vermeer no fue un pintor muy prolífico. De los cuadros que pintó, solamente han llegado hasta nuestros días unos 35. En su época, gozó de reconocimiento pero, posteriormente, cayó en el olvido hasta mediados del siglo XIX, donde fue redescubierto y su obra fue puesta en valor. (Para que veamos lo que son las modas.)

El placer de la Lectura. Luis M.G.M.
En el dibujo de hoy, podemos ver a una niña absorta en la lectura de un libro, sobre una cama en una habitación que seguro no es la suya. Demasiado orden quizás, y la decoración no se corresponde con una niña de esta edad, faltan peluches sobre la cama, muñecas…. Al igual que en los cuadros de Vermeer, la protagonista no percibe que la están observando pero, en este caso, las puertas abiertas de la habitación invitan a mirar y a la vez actúan como separador entre el espectador y la protagonista. Ésta es la única semejanza, por lo demás….

La idea inicial era la de dibujar la habitación (sí, otra fotografía que me llamó la atención), por el techo abuhardillado, por cómo se reflejaba la luz en los cristales de la puerta. Todo en la habitación era blanco y contribuía a la luminosidad de la estancia. En conjunto, la verdad, resultaba muy acogedora y me pareció bien dibujarla. Sin embargo, una vez dibujada, comprobé que quedaba vacía, incompleta, y entonces decidí poner a la niña sobre la cama (ésto para mi no es tan fácil como lo cuento, seguramente antes de poner a la niña pensé en poner otras cosas y una vez que me decidí hice varios intentos hasta que me salió). Lo único que modifiqué de la habitación para que el dibujo funcionara, fueron las cosas que están en la repisa de la ventana, las moví hacia la derecha. Y bueno este es el resultado final. Espero que os guste.

¡¡Ah!! Se me olvidaba. El artista recomendado de hoy es Jonh Wonnacott  y aquí os dejo un enlace a unas cuántas obras suyas. ¡¡Hasta la próxima!!

                                    Luis M.G.M.

Escenas de Cine (I): Gladiator (2000)

Hace poco inauguramos una nueva sección del blog, "El Dibujante", y ahora publico esta nueva entrada para inaugurar otra, que se va a llamar "Escenas de Cine". En esta nueva sección publicaremos escenas de esas que marcan una época, que hacen que se te pongan los pelos de punta, que consiguen marcar una antes y un después, y que hacen del cine algo mágico. Pondremos escenas de películas de animación, dramáticas, románticas, de acción, y de todo tipo de géneros. Espero que os gusten las escenas y que os hagan recordar  buenos momentos en una butaca de cine y con unas ricas palomitas, como debe ser.

La primera escena que he seleccionado es una que seguro que muchos conoceréis. Es de la película Gladiator, película que en el año 2000 consiguió 5 Oscar y 2 Globos de Oro. La escena es de las que, efectivamente, te pone los pelos de punta. Manifiesta el valor de una persona que lo ha perdido todo, y que lo único que quiere es hacer justicia. No le importa quién se le ponga delante, y planta cara a todo lo que se le presenta. Aquí os dejo la escena para que la disfrutéis. Creo que no necesita más explicaciones.

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