Bueno, hoy la escena de cine no tiene nada de particular. He decidido escribir sobre ella debido a que, durante un tiempo, es posible que no podamos actualizar más a menudo el blog. Llegaron los temidos exámenes, y eso que después de haber hecho dos carreras y un máster, debería estar acostumbrada a enfrentarme a ellos, ¡¡je, je, je!! El caso es que todo el mundo recordará la famosa escena del torno de barro. No obstante, la escena escogida en cuestión, pertenece a una de las películas más bonitas que se han hecho y de la que me considero una fan: Ghost.
La escena comienza cuando Sam (Patrick Swayze) regresa hacia el lado del desván donde se encuentran Oda Mae (Whoopy Goldberg) y Molly (Demi Moore). Molly, que hasta entonces no podía ver ni oír a Sam, consigue hacerlo ya que Sam ha conseguido asumir una forma parcialmente visible. Entonces es cuando Sam, al ver que Molly puede verle, se agacha a su lado y le da su último beso antes de partir. Después, se despide de Oda Mae dándole las gracias y diciéndole que su madre estaría orgullosa de lo que ésta había hecho por él. Y, justo antes de irse, Sam le declara su amor incondicional a Molly con la frase "Te quiero Molly, siempre te he querido", a lo que ella responde con el famoso "ídem". Por último, Sam se va acompañado por una luz brillante hacia un mundo mejor y le dice a Molly esa frase que tantas veces me ha hecho llorar: "Es increíble, Molly, cuánto amor me llevo...".
Aquí os dejo la escena. Espero que os guste...
Me encanta esta película. Y la banda sonora también buenísima.
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