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Una vida de cuento: Hans Christian Andersen

Hace un par de días descubrí que las generaciones que vienen detrás mía, no saben quiénes son algunos personajes históricos o, simplemente, importantes. Me di cuenta al hablar de uno de los escritores de cuentos más famoso de todos los tiempos: Andersen. No supieron decirme quién era o, si me decían quién creían que era, no era ni una pequeña aproximación. Por ello, creo que el segundo personaje importante de esta sección va a ser él: Hans Christian Andersen. Espero que esto ayude a los pequeños (y no tan pequeños) y recuerde a los más grandes quiénes eran aquéllos que nos sacaban de la realidad para adentrarnos en un mundo de fantasía, color y magia, cuando apenas éramos eso: niños.

Hans Christian Andersen nació en Odense (Dinamarca) en 1805 y, según contaba él mismo, su vida era la de "un hermoso cuento de hadas": hijo de un pobre zapatero, a partir de los catorce años intentó triunfar en el teatro (como bailarín, corista y autor de tragedias), recorrió Europa, entabló célebres amistades (Charles Dickens, Víctor Hugo, Richard Wagner o Franz Liszt) y llegó a ser íntimo de los soberanos daneses e, incluso, inaugurar en vida su propia estatua.

Persiguió obstinadamente, sin conseguirlo, el éxito en la escena (La Mulata, 1839; La nueva habitación de la parturienta, 1840) y en el amor. Esta insatisfacción fundamental, alimentó la melancolía e ironía de sus recuerdos (El bazar de un poeta, 1842), de sus novelas (El improvisador, 1835; Pedro el afortunado, 1870) y, sobre todo, de sus Cuentos (1835-1872). Además, describió su evolución personal en La verdadera Historia de mi vida (1885).

Hans Christian Andersen, 1869.
Durante su juventud, como he dicho más arriba, perteneció a los círculos literarios de Copenhague y empleó en viajar  la última parte de su vida. Estos viajes, le proporcionaron  temas para sus cuentos, en los que combinó el floklore patrio y extranjero con creaciones de su propia imaginación. El tono vívido y la ingenuidad poética con que están escritos, lo hacen únicos en la literatura universal.

En 1838, Hans Christian Andersen ya era un escritor establecido, debido a la fama de sus cuentos de hadas, que iba creciendo por momentos. Comenzó a escribir una segunda serie, también en 1838, y una tercera en 1843, que apareció publicada con el título Cuentos nuevos. Entre sus más famosos cuentos se encuentran "El patito feo", "El traje nuevo del emperador", "La reina de las nieves", "Las zapatillas rojas", "El soldadito de plomo", "El ruiseñor", "La sirenita", "El ave Fénix", "La sombra", "La princesa y el guisante", "La vendedora de fósforos", "El príncipe malvado", "Es la pura verdad", "La hija del rey del pantano", "La reina de las Nieves", .... Los 150 títulos que componen su colección de cuentos, han sido traducidos a más de 80 idiomas y adaptados a obras de teatro, ballets, películas, dibujos animados, juegos en CD y obras de escultura y pintura. Una costumbre que Andersen mantuvo por muchos años, a partir de 1858, era narrar de su propia voz los cuentos que le volvieron famoso.

No tuvo familia y, aunque se enamoró varias veces, nunca se atrevió a casarse. Ya anciano, aguantó penosamente la soledad. Dueño de una sensibilidad delicada que le proporcionó pesares y depresiones, dos años antes de morir escribía a un amigo: "A veces, siento como si los músculos del vientre se hubieran roto por medio y yo me hubiera quebrado para, después, resultar unido de nuevo, pero con errores".

Aunque Hans Christian Andersen sea famoso por haber escrito cuentos de hadas, fue también uno de los más intrépidos viajeros del siglo XIX. Su labor como reportero merece ser destacada y resulta lamentable que su sensible y perspicaz observación de la vida y costumbres extranjeras haya sido subestimada, porque los libros de viajes forman una parte importante de su obra.

Hans Christian Andersen se hizo famoso por haber escrito una colección de cuentos de hadas; no obstante, lo que poca gente sabe, es que fue también uno de los más intrépidos viajeros del siglo XIX. Su hazaña como reportero destaca mereciblemente ya que los libros de viajes forman una parte importante de su obra.

En 1862, España no recibía apenas turistas y, de hecho, era un país desconocido para la mayoría de los daneses. Sin embargo, Andersen pasó cuatro meses descubriendo y anotando las costumbres de la vida española, a la par que soportó las incomodidades de los trenes y diligencias. Su estancia en España aparece detallada en su libro "I Spanien" (En España) que, aunque fue publicado en 1863 y traducido a varios idiomas, aún no tiene versión española.

Desde niño, el escritor, mantuvo cierto interés por España. Andersen soñaba con visitar el país encantado más allá de los Pirineos, como describió a nuestro país en un poema escrito en 1838. Tuvo dos intentos de viajar a España, uno en 1846, en que, estando en la misma frontera, renunció entrar ante el grandísimo calor y, otra en 1860, cuando se enteró de una epidemia de cólera y decidió posponer su viaje. No obstante, por fin cruzó la frontera en 1862, junto al joven estudiante Jonas Collin, el director del Teatro Real, con quien llegó a recorrer casi todo el país viajando en tren, diligencia y vapor costero.

Sus primeros viajes los hizo huyendo, en gran mayoría, de la desfavorable crítica literaria de Copenhague y con intención de ver algo nuevo. Gracias a las cartas que escribía a sus amigos de Dinamarca, pronto se demostró su talento como periodista: expresaba breve y gráficamente lo que veía junto con el delicado sentido del humor y el entusiasmo juvenil de sus mejores escritos de viajes. El libro titulado "El bazar de un poeta", relata el viaje que realizó en 1840 y 1841 al Cercano Oriente, a través de una Bulgaria sublevada y resulta, sin lugar a dudas, el más afortunado.

El viajero Andersen era infatigable aventurero, ansioso de experiencias y panoramas nuevos, capaz de soportar las mayores incomodidades posibles, era, por otra parte, un hipocondriaco y un enfermizo, víctima de un eterno dolor de muelas y con la continua idea de estar próximo a verse en alguna espantosa catástrofe. Además, en sus viajes siempre llevaba una soga muy larga preveyendo un posible incendio, Incluso, en una carta escrita por Charles Dickens a un amigo en 1857, dice cómo Andersen, durante un paseo en diligencia por Londres, escondió el dinero en sus botas por si se veía en un robo, ya que al parecer veía ladrones allá por donde iba.

Pocos europeos de su época llevaron a cabo tantos viajes como él. En su primer viaje al extranjero (1833-1834) recorrió Francia, Suiza, Alemania, Austria e Italia. En 1843, llegó a París, donde conoció a Balzac, Alejandro Dumas padre, Heinrich Heine, Victor Hugo, Lamartine y Alfred de Vigny. Cuatro años después visitó Inglaterra y Escocia y, ya en 1866, volvió a España, pasando por Holanda y Francia, llegando incluso a Portugal, del que dejó vivo testimonio en su estupendo libro, "Una visita a Portugal", publicado en 1868.

Sus cuentos para niños continuaron apareciendo hasta 1872, cuando las últimas historias fueron publicadas en Navidad. Durante la primavera de ese año, Andersen sufrió una caída desde su propia cama, lo que le produjo heridas graves. Nunca volvió a recuperarse del todo, y el 4 de agosto de 1875 murió en la casa llamada Rolighed, cerca de Copenhague donde está enterrado.

Hans Christian Andersen, en el Jardín de Roseborg (Copenhague)
Hans Christian Andersen recibió en vida muchos honores. En 1866 el rey de Dinamarca le concedió el título honorífico de Consejero de Estado y en 1867 fue declarado ciudadano ilustre de su ciudad natal. En su honor, desde 1956 se concede, cada dos años, el premio Hans Christian Andersen de literatura infantil y, desde 1966, también de ilustración.

Fuentes:
  • Va de Historia.
  • VV.AA. Diccionario Enciclopédico Labor. Barcelona, 1982.
  • VV.AA. Enciclopedia Larousse. Madrid, 2000.
  • Wikipedia.

3 comentarios:

  1. Otra entrada fenomenal! - bien escrito y repleto de información interesante/relevante - varios detalles eran nuevas para mi (y eso que he vivido en Dinamarca durante 17 años ;o) Por ejemplo esa de que en su segundo intento no podía entrar a España por la epidemia de cólera... permiteme un asociación: Henrik Pontoppidan, otro gran escritor danés, utiliza este escenario en su novela "Lykke Per" de aprox 1900 (creo q se publicó en español como "Pedro el afortunado"), donde un personaje se queja sobre no haber podido venir aquí por el mismo motivo. (en una conversación en Roma con otros daneses.)

    Pero bueno, esto es solo un detalle curiosa; lo importante es eso que dices, que a parte de ser un personaje fascinante es un escritor único de la literatura universal (o sea no solo de cuentos...)

    muchas gracias por tu labor de enriquecer el internet con info de alta calidad!

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  2. Gracias por tu comentario!! Y muy buena apreciación lo del otro escritor danés.. Eso no lo sabía yo, fíjate!! Jeje!!

    Y de nada!! Prefiero enriquecer internet con información de cultura general que de crónica rosa, que creo que de eso anda un poquillo saturado, jeje!! Y gracias por seguirnos!! Pronto, publicaremos una nueva entrada de "Curiosidades de Toledo", que recabar información especifica y minuciosa cuesta un ratito!! :)

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  3. Desde luego una increible entrada. Por desgracia no sabía casi nada de este personaje, y gracias a esta entrada ya se muchas cosas. Espero que esto también aporte un granito de arena a mas gente para que se conozca y se aprenda un poco quienes son y que hicieron algunos de los personajes mas importantes de la historia.

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