Hoy quiero hablaros de algo que a mi, realmente, me apasiona y eso es Toledo, la ciudad donde vivo y de la que soy una enamorada nata.
Toledo es una ciudad preciosa, no sólo para visitar, sino también para vivir. Más allá de sus atractivos y bellezas, es uno de esos sitios en donde, durante siglos se han vertidos enormes ríos de tintas impresos sobre el papel, y que ahora, con la modernidad, se han volcado en la red. Es culturalmente rica en todos los aspectos, tanto históricos como artísticos, religiosos... Por eso, como normalmente la gente ya sabe lo que puede encontrarse en esta ciudad, pues voy a hablaros de esos aspectos curiosos y, seguramente, más desconocidos.
Empecemos por la plaza de Zocodover. En sus inicios, fue un mercado donde se compraban y vendían las bestias de carga, de ahí su nombre (sūq ad-dawābb). Durante el siglo XVII, era común en esta típica plaza toledana comercial con todo género de alimentos y durante todos los martes había mercado de las más variopintas mercancías. Lo que sabe poca gente es que, además, en ella era común llevar a cabo autos de fe inquisitoriales instalando un cadalso para los inquisidores y otro, enfrente, para los reos y penitenciados. También allí se ejecutaba a los malhechores con distintos métodos, como torturas, ahorcamientos, el “garrote vil”, así como la horca.
También, se utilizaba la "Picota", una pequeña construcción situada en la misma plaza donde se exhibía a los reos para pública vergüenza. Consistía habitualmente en una escalera con una plataforma pequeña con antepechos a los lados y un asiento en el fondo. También allí se encontraba el “clavicote”, un pequeño depósito, a modo de jaula, que existió en el mismo centro de la plaza, donde quedaban expuestos los cadáveres de los que morían en los hospitales, sin familiares, y de los ahogados, así como de algunos ajusticiados. La Cofradía de la Santa Caridad invocaba allí la caridad pública y recogía limosnas para enterrarlos.
Otro elemento curioso es la Catedral, el edificio más grande iniciado en el siglo XIII en la Península Ibérica y cuya arquitectura tiene importantes influencias francesas y españolas. Dentro de la misma, se encuentran piezas de arte de un valor incalculable, como el reloj de una sola manilla, que es único en el mundo y que fue construido hace aproximadamente dos siglos por Manuel Gutiérrez. Pero no es el único elemento que marca el tiempo ya que, desde afuera, se divisa otro reloj (ubicado sobre la torre) que nunca ha dejado de funcionar.
Otra de las curiosidades de este edificio es que, si miramos a las bóvedas, se puede observar, colgando de las mismas, un enorme cuerno sujeto por una cadena que, según las tradiciones de la región, se dice que perteneció a uno de los bueyes que trasladaban las primeras piedras utilizadas para levantar el templo. Además, en las columnas, a una mediana altura, se encuentran enterrados algunos personajes que fallecieron durante la construcción del templo.
Una de las preguntas que muchas personas se han planteado al llegar a Toledo y observar su Catedral era el por qué de no tener dos torres, sino una. Pues bien, algunos cronistas lo atribuyen a que su construcción costó más de lo previsto, por lo que la segunda torre quedó para mejor ocasión hasta llegar a nuestros días sin llevarla a cabo. Según otros, no había intención desde el primer momento, ya que el espacio en el que ahora se encuentra la capilla mozárabe es algo mayor que la torre construida, por lo que una segunda torre iba a tener que ser diferente de la actual. Y una última opción es que la plaza a la que da la fachada catedralicia no es excesivamente amplia, por lo que tal vez hubiera quedado demasiado agobiante la construcción de dos torres.
Por último, en la torre de la Catedral (que mide 92 m de altura), no hace mucho, se podía visitar una de las mayores campanas de toda la cristiandad. Consagrada a San Eugenio, ya desde su instalación se cantaba la siguiente copla:
Campana la de Toledo,
Iglesia la de León,
Reloj el de Benavente,
Rollos los de Villalón.
Dicha campana tiene 10,67 m de circunferencia, algo más de 3,66 de alto y unos 28 cm de grueso, pesando 17,61 toneladas aproximadamente. En el costado que mira al Norte tiene una cruz con una Virgen del Sagrario encima y una inicial del nombre de María en la peana; en el costado Oeste, la efigie de San Eugenio; y en el Este, un escudo grande con las armas de la catedral primada y otros dos más pequeños. Además, presenta cinco largas inscripciones latinas, narrando la tradición de la primera vez que se hizo sonar, donde cuenta que se oyó a kilómetros de distancia y numerosos vidrios de ventanas de Toledo se rompieron por la intensa vibración.
A medida que andamos por el casco viejo de Toledo y nos perdemos por sus calles, reparamos en la existencia de varias grandes cruces en el exterior de algunos muros de la parte vieja de la ciudad. Indican que al otro lado de la pared se encuentra un lugar sagrado: el altar de una iglesia.
En el Monasterio de San Juan de los Reyes, en su fachada, se observan numerosas cadenas colgadas de sus muros. Fueron mandadas colocar de esa forma por la Reina Isabel a modo de recordatorio de los territorios que reconquistó el Rey Fernando al sur de la Península: Málaga, Almería, Baeza, Alhama y otras plazas conquistadas por los Reyes Católicos en la zona del Reino de Granada. Son las cadenas y los grilletes de los cristianos cautivos en dichas batallas ganadas y que obtuvieron su libertad en las mencionadas guerras.
Si seguimos callejeando, encontramos el Convento de Santo Domingo el Real, de Monjas Dominicas. En este edificio, pocos sabrán que se guarda la pila bautismal donde fueron bautizados Santo Domingo de Guzmán y varios personajes de la realeza española, como Felipe IV y la infanta Leonor de Borbón. En este convento estuvo doña Beatriz de Silva, fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción y que, antes de llegar a dicho Convento, fue encerrada en un cofre durante tres días por doña Isabel de Portugal debido a un ataque de celos provocado por la belleza de la monja y de las habladurías de su relación con el rey y esposo, Juan II. Durante ese tiempo atrapada en el cofre, sin apenas espacio y sin luz, agua ni comida, la Virgen María se apareció ante Beatriz y, con palabras de consuelo, le indicó que sería liberada. Tras este suceso, doña Beatriz de Silva, se retiraría durante treinta y cuatro años a Toledo, ingresando en este convento y ocultando su rostro siempre tras un velo blanco.
Interior de Santo Domingo el Real. Fuente: GBermejo (Retazos de Color) |
Empezaremos por los Azacanes. Estos personajes eran"comerciantes" que, con sus borricos, continuamente acarreaban agua del río Tajo en cántaros para distribuirla a buen precio por las calles de la ciudad. Ello surge ante la escasez de este líquido en la ciudad. Este negocio perdura hasta bien entrado el siglo XX.
Otra profesión ya perdida en Toledo fue la de Artesillero. Tras una crecida del río Tajo, inundando las vegas que circundan la ciudad, se iban con sus artesillas (cajón de madera que en las norias sirven de recipiente al agua que vierten los caños) y recogían la arena depositada una vez el río se había retirado. Así, le ponían agua y la cribaban hasta que obtenían el material que buscaban, en ocasiones, pequeñas piezas de oro de muy diversa procedencia que malvendían a plateros para poder subsistir.
Un aspecto que me llamó mucho la atención al llegar a vivir a Toledo fue el tono despectivo que le dan en muchos sitios a la palabra bolo para referirse a un vecino de Toledo e incluso los mismos habitantes de la ciudad se refieren a alguien con este adjetivo cuando se le considera un ignorante. Pero ¿de dónde viene este curioso adjetivo? Pues bien, para aquellos que no lo sepan, tiene varios orígenes, a cuál más culto del que se piensa.
- El origen más culto es el que relaciona el adjetivo con la abjuración en público del arrianismo por el rey visigodo Recaredo y su conversión al catolicismo, hacia 589, en el III Concilio de Toledo. El rey, al tomar juramento y preguntado por San Leandro algo así como "Queréis abrazar la verdadera fe católica", respondió "Ego volo..." (Sí, quiero...).
- En el siglo XIV, el arzobispo de Toledo Gil Álvarez de Albornoz fundó el Real Colegio Mayor de San Clemente de los Españoles en Bolonia, Italia. algunos toledanos marchaban a estudiar allí, dada la relación del arzobispo con la ciudad. Al regresar a Toledo, se les denominaba "bolos".
- Otra explicación aportada por D. Luis Orgaz sería la referida al "bolo" como el machete (el bolo es un machete de hoja larga, de origen filipino, y utilizado como arma o para desbrozar) que nuestros sufridos soldados de ultramar utilizaban en Cuba, Puerto Rico y Filipinas y que, por supuesto, se elaboraban en la Fábrica de Armas de Toledo. Al estar muy afilados y llevarlos siempre consigo, quedó aquel dicho de "no te andes con el bolo colgando" (ya que te cortará).
- La última, pero no menos curiosa, está relacionada con los aceros toledanos. "Los armeros toledanos se surtían de aceros producidos en acerías vascas. Las muestras de ese producto eran unas bolas de acero al carbono que en la jerga siderúrgica se denominaban “bolos”. Así, los vascos se referían a Toledo como “la provincia de los bolos”. Pasando la asignación a sus habitantes."
Y, para terminar esta entrada y dejarlo con un buen sabor de boca, qué mejor que hablar del tan famoso Mazapán toledano, ¿no? Pues bien, este manjar no fue precisamente en Toledo donde se inventó ya que, siglos antes, ya se conocía en Italia y en los países árabes. Lo que sí es cierto es que, actualmente, se exporta a numerosos países debido a ser un gran manjar muy apreciado por los toledanos y todo aquél que visita la ciudad.
Hay que decir que, durante la Guerra Civil y debido a la escasez de suministros, entre ellos el azúcar, se sustituyó éste por higos secos para endulzar la pasta.
Se han llegado a reproducir conocidos monumentos de Toledo utilizando exclusivamente mazapán, como es el caso de los que están expuestos en los escaparates de las diversas confiterías Santo Tomé. Es frecuente también adquirir en fechas navideñas “anguilas” de mazapán, de muy diversos tamaños. La explicación de la representación de éste animal con mazapán tiene una curiosa procedencia: en el río Tajo, hasta el siglo XIX, se criaban unas anguilas exquisitas, muy apreciadas en las mesas toledanas. Una vez extinguidas, los reposteros toledanos comenzaron a reproducirlas en mazapán, hasta hoy en día.
Bueno, espero que os haya sido de mucho interés esta entrada. A medida que vaya recabando más curiosidades sobre esta ciudad, iré poniendo más post como este e intentaré que sea un poco más corto, para que no sature tanto la vista ^^.
Gran entrada, me gusta la foto del azacán, además en la foto de San Juan se ve que faltan por lo menos dos cadenas, lo que demuestra los robos que se mencionan.
ResponderEliminarEsta es la primera entrada de muchas sobre este tema. Pensamos ir poniendo entradas sobre esto a modo de capítulos, para aprender nosotros de Toledo, y también contárselo a mas gente.
ResponderEliminarMe alegro de que os guste. Se me ocurrió la idea al ver que mis conocidos no sabían algunos aspectos (para mi curiosos) de la ciudad. Cuando vaya recordando más, iré poniendo para que, el que esté interesado, pueda aprender curiosidades de Toledo, esta increíble ciudad =)
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