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El Dibujante (IV): Las Cuatro Pascuas


Para el retablo de la capilla mayor de la Iglesia conventual de San Pedro Mártir, que los dominicos tenían en Toledo, Juan Bautista Maíno pintó las cuatro pascuas: La Adoración de los Magos, La Adoración de los Pastores, La Resurrección de Cristo y Pentecostés. Además, el conjunto se completaba con otras pinturas de menor tamaño. Maíno, que nació en Pastrana, se formó como pintor en Italia. En 1611, llegó a Toledo y, en 1612, empezó la ejecución de este importante encargo; al año siguiente, ingresó en la Orden de Santo Domingo. 

Portada de San Pedro Mártir, por Luis M.G.M.
La Iglesia de San Pedro Mártir es obra de comienzos del siglo XVII, de estilo Post Herreriano. La traza inicial se debe a Nicolás de Vergara y la ejecución es de Juan Bautista Monegro. La verdad es que es una Iglesia a la altura de la importancia que los dominicos tuvieron en la ciudad de Toledo. En un primer momento, por la imposibilidad de fundar dentro de la muralla, tuvieron que irse cerca de la puerta del Vado y no es hasta 1407, gracias a la donación de las casas de Doña Guiomar de Meneses, que consiguen ocupar parte del emplazamiento actual que con el tiempo se fue ampliando.

A los pies de la torre mudéjar de la Iglesia de San Román, se sitúa la portada de San Pedro Mártir. En ella, se puede apreciar el escudo Real, la escultura del titular de la casa San Pedro de Verona y las esculturas de dos virtudes teologales la fe y la caridad.

En el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, gran parte del convento fue ocupado por tropas francesas y los objetos de culto más valiosos fueron requisados cuando los frailes trataban de ponerlos a salvo llevándoselos a Carmona. En 1835, la desamortización de Mendizábal provoca la exclaustración de los dominicos, todos sus bienes son inventariados y posteriormente subastados. El importante fondo pictórico que atesoraba el convento, entre los que se encontraban los lienzos de Maíno situados en el retablo principal, pasan a manos privadas. El edificio que albergaba el convento, pasa a ser propiedad del Ministerio de Guerra. Después, por una permuta, pasa a la Diputación Provincial, que le da distintas utilidades museo, biblioteca y, finalmente, sede de las instalaciones provinciales de beneficencia hasta 1981. Después de unos años, el Ministerio del Interior se hace cargo de la rehabilitación del edificio para utilizarlo como sede de la Delegación del Gobierno en Castilla-La Mancha, pero no llega a ocuparlo, pues lo cede a la Universidad, siendo actualmente la sede de la Facultad de Ciencias Jurídico-Sociales. Hoy en día, la iglesia de San Pedro Mártir hace las veces de salón de actos de la Facultad.

En cuanto a la suerte sufrida por los cuadros de Maíno ante las catastróficas consecuencias de la desamortización de los bienes de la Iglesia para el patrimonio cultural, el gobierno de la Reina Regente María Cristina crea una comisión que tiene como propósito rescatar el mayor número posible de objetos artísticos de los edificios expropiados. Con los de mayor valor, entre los que se encontraban los cuadros del retablo, se consigue crear el Museo de la Trinidad, cuyos fondos se fusionarán posteriormente con los del Museo del Prado pero, ante la incapacidad de recogerlos en sus instalaciones, se distribuyen por diversas instituciones de todo el Estado, con lo que el conjunto que formaba el retablo se dispersa, sufriendo una suerte desigual.  Alguno, incluso, fue robado, aunque afortunadamente en la actualidad todos los cuadros se encuentran en el Museo del Prado.

Retablo de San Pedro Mártir.
La verdad, es una lástima que estas obras de Maino salieran de la ciudad de Toledo y, sobre todo, que el retablo quedara desposeído de ellas. Así, el programa religioso propuesto en él, quedó completamente desvirtuado. Este gran retablo, que consta de tres calles, banco y ático, debe su traza al arquitecto Juan Bautista Monegro y, en él, trabajaron, además del citado Maíno cuyas pinturas decoraban las calles laterales y predela, otros artistas de renombre en su momento, como el escultor y ensamblador Juan Muñoz, y el escultor Giraldo de Merlo. En su día, en la hornacina central del primer cuerpo, había una imagen de la Virgen del Rosario, como advocación primordial de la Orden Dominica. Por encima de ésta, en el segundo cuerpo, se sigue conservando un relieve del martirio de San Pedro de Verona, titular de la casa. Coronando todo el conjunto tenemos un Cristo crucificado, símbolo de la redención, San Juan y la Virgen María y, a los lados, las imágenes de dos santos dominicos: Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden, y Santo Tomás de Aquino. Para que os hagáis una idea de cómo era el retablo en origen, os dejo este fotomontaje.

Al profesar como religioso, Maíno siguió pintando aunque, sin duda, su producción se vio afectada tanto en el número como en la temática de sus obras. En 1620, fue llamado a la Corte por el rey Felipe III para que fuera el profesor de dibujo del futuro Felipe IV. Allí y como hecho curioso, decir que conoció y fue valedor de un joven Velázquez, que empezaba en Madrid.

Para dar a conocer su figura y su obra, el Museo del Prado le dedicó, en el año 2009, una exposición monográfica. Considero que sería de justicia, ahora que se cumplen cuatrocientos años de la realización de estas preciosas pinturas conocidas como las cuatro Pascuas, organizar una exposición en la Iglesia de San Pedro Mártir, con el conjunto completo que decoraba el retablo mayor. Sin duda, sería una suerte poder verlas en el lugar para el que fueron creadas, ver cómo era el retablo en origen y no la sombra de su pasado que es en lo que se ha quedado. Además, sería la excusa perfecta para que se pudiera visitar esta Iglesia, que permanece cerrada al público y sin duda, otro aliciente más para visitar Toledo. Ahí dejo la idea y, quién sabe si con el tiempo y un poco de interés, las obras podrían volver a casa aunque fuera temporalmente.

Del dibujo que presento no voy a contar nada, que por hoy ya me he extendido bastante. Simplemente, os lo dejo, esperando que reconozcáis de quién se trata. Ojalá que os guste y que acertéis su identidad. Bueno, os daré una pista, mi vecina del tercero no es, que nunca ha querido que la dibujara…. Eso lo tenemos que volver a hablar…

Entre sábanas, por Luis M.G.M.
El artista recomendado de hoy es un dibujante excepcional. Es alemán y se llama Dirk Dzimirsky.  

Dedicado con todo nuestro cariño a Carmen, para que desde Inglaterra se acuerde de nosotros. Un beso muy fuerte. 

Luis M.G.M.

3 comentarios:

  1. Yo sí se quién essssss!! ^^

    Y apruebo la idea de Luis, de traer las obras de Maíno a su sitio de origen.

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  2. Que puedo decir de esta entrada. Me encanta porque San Pedro Mártir es donde comencé mis estudios universitarios y tengo muy buenos recuerdos. Siempre he sentido que era un sitio especial, con muchos secretos. Por los pasillos siempre estaban las típicas leyendas del fraile, el fantasma de los ascensores, etc. Después de leer la entrada me ha entrado el gusanillo de saber más. Muy interesante!

    Cada día me acuerdo de vosotros y cada experiencia me encantaría poder compartirla!!

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  3. Sería una muy buena idea devolver esas obras de arte al sitio para el que han sido creadas. Yo creo que para hacer honor a los artistas, cada obra debería ir en el sitio para el que ha sido pesada, porque solo así adquieren todo su sentido.

    Con respecto al dibujo... totalmente reconocible, pero aunque no se reconociera quién es... es un dibujo buenísimo y precioso

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