Recuerdo el día que fui a ver esta película. Mi mente decía: "Te vas a meter en un dramón que acabarás saliendo de la proyección a lagrima viva... Deberías ir a otra un poquito más alegre". Me equivoqué. Ha sido una de las mejores películas que he visto en muchísimo tiempo.
Aunque la película trata un tema complicado, como es el contraste entre dos formas de vida —el chico de color del extrarradio francés y necesitado de dinero (Omar Sy) y el amargado y adinerado tetraplégico (François Cluzet)—, es difícil que no saque una sonrisa en gran parte del film. No hay que olvidar que está basada en una historia real. Ambos personajes se complementan entre sí, haciendo que Intocable sea una de esas películas que puedas ver en muchísimas ocasiones sin perder la sonrisa de la primera vez que la viste.
La escena elegida de esta película para esta entrega es la archiconocida "Escena del baile de Driss" y que debería añadirse a la lista de mejores bailes de la historia del cine, en mi opinión. En ella, tras la celebración del cumpleaños de Philip —en la que sus amigos y empleados han contratado una orquesta de cámara—, y a ritmo de "Boogie wonderland" de Earth, Wind & Fire, Driss baila desinhibido ante la atenta y desconcertada mirada de los músicos de la orquesta de cámara.
Los protagonistas son dos piezas distintas que encajan a la perfección, dos personajes que funcionan como uno sólo, supliendo las carencias de cada uno recíprocamente: cuando Driss baila, lo hace por los dos, cuando bromea también lo hace por los dos.
Intocable es una historia que muestra cómo se forjan las amistades que duran toda la vida, a partir de pequeñas complicidades y del respeto mutuo, sin prejuicios, confiando siempre el uno en el otro. ¡¡Totalmente recomendada si aún no la has visto!!
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