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El Dibujante (VI): El Perseo de Cellini

Hoy os traemos una nueva entrada de la sección El Dibujante, de la mano de Luis M.G.M., como siempre, nuestro dibujante anónimo. A mi, particularmente, es el dibujo que más me ha gustado hasta ahora. Para continuar con la anterior entrega, hoy también está relacionada con la mitología. Esperamos que os guste tanto como nos gustó a nosotros....

El manierismo fue la corriente artística predominante en Italia, tanto en pintura como en escultura durante el siglo XVI. En escultura, el hallazgo en Roma del grupo helenístico del Laocoonte conmovió el ambiente artístico de la época, orientándolo hacia un estilismo refinado. También influyeron profundamente las obras de Miguel Ángel, que aportaron un idealismo dramático característico de la escultura manierista.

Benvenuto Cellini.
Benvenuto Cellini, además de orfebre, fue uno de los más célebres escultores manieristas. Es recordado no sólo como artista, sino también como escritor, gracias a sus memorias que llevan por título Vida de Benvenuto Cellini, uno de los libros más divertidos de su época y un vivo retrato del tiempo excepcional que le tocó vivir.

Cellini nació en Florencia en el año 1500. A los 14 años, inició su formación artística en su ciudad natal, continuándola después en Pisa y, finalmente, en Roma, donde adquirió gran prestigio como orfebre. Estamos hablando de una época donde un artífice tan extraordinario como Cellini podía ser tan valorado como un buen escultor o buen pintor. En Roma, sus problemas con la justicia le hicieron entrar en prisión —había asesinado a un hombre a sangre fría—, pero tras varios años y gracias a la intercesión del cardenal Hipólito de Este, consiguió salir de la cárcel y marchar a Francia donde fue acogido por el Rey Francisco I. Sin embargo, poco fue lo que logró a cambio: un relieve en bronce conocido como la Ninfa de Fontainebleau, una estatua de Júpiter —hoy desaparecida— y un salero que, actualmente, se guarda en el Museo de la Historia del Arte de Viena.

El verano de 1545, decide viajar con el propósito de establecerse en Italia. Así, llega a Florencia donde Cosme I de Médicis, que inauguraba la dinastía de los duques de Toscana, le recibe y le propone como primer trabajo la realización de una estatua monumental de Perseo, el célebre héroe de la mitología griega hijo de Zeus y de Dánae “obligado” a conseguir la cabeza de Medusa. La estatua podía ser en mármol o en bronce, para colocarla en la Plaza de la Señoría. Ilusionado con el encargo, en pocas semanas presentó un modelo en cera, que fue muy del agrado del duque. Cellini empezó su magna obra por el cuerpo de Medusa descabezada y a continuación realizo la figura de Perseo. La principal dificultad de la obra era que se pudiera fundir la cabeza de Medusa, que estaba en lo alto sujeta por la mano de Perseo, junto con el resto de la estatua.

En sus memorias, Cellini cuenta como fue la fundición de la escultura. Se hizo en una noche que descargó un temporal fortísimo en la que explotó el horno saltando la bóveda. El artista estaba enfermo con fiebre alta; a medio fundir, notó que escaseaba el metal y tuvo que echar al horno toda su vajilla de estaño:
“Una vez llenado el molde, me arrodillé y di gracias a Dios. Después me lancé sobre un plato de ensalada y comí con toda la brigada. Eran las dos de la noche cuando me tumbé en la cama. Empecé a descansar dulcemente; al despertarme ya era hora de la comida…[...] Después que hube dejado enfriar el bronce dos días, empecé a descubrirla y, lo primero que saqué del molde fue la cabeza de medusa, que había salido perfecta; igualmente salió la testa de Perseo. Y fue maravilla que no faltó metal para ninguna de las partes. Parecía un milagro.” 
Únicamente, en el pie de la pierna derecha faltaban dos dedos. El duque quedó tan complacido con el resultado que regaló a Cellini la casa en la que le habían alojado.

Perseo de Cellini, en la Plaza de Señoría (Florencia)
El lugar de emplazamiento fue el previsto, la Plaza de la Señoría, concretamente, en la Loggia dei Lanzi, sobre un pedestal, también obra suya. Se trata de una joya en mármol decorado con estatuillas de bronce con personajes relacionados con el héroe: Mercurio, Danae…. El 27 de abril de 1554, se presentó la estatua, que tuvo una entusiasta acogida por parte de los florentinos. En la plaza, ya se encontraban el David de Miguel Ángel, y el grupo de Judith y Holofernes de Donatello —un bronce donde aparece la heroína bíblica cortando la cabeza del tirano y que, una vez expulsados los Médicis del gobierno de la República, situaron delante del Palacio Viejo como símbolo de libertad y de triunfo del pueblo frente a los opresores—. A la vuelta de éstos al poder, y una vez derrocado Savonarola, dejaron la estatua en la plaza con el fin de no herir la sensibilidad del pueblo. En contraposición a la Judith republicana, unos años después, Cosme I presentó el Perseo, que muestra al héroe matando al monstruo femenino y enseñando su cabeza al pueblo. 

El Perseo es una estatua magnífica con la que Cellini acertó genialmente. Por fortuna, sigue en la plaza. No ha sido sustituida por copias, como ha ocurrido con las obras de Miguel Ángel y de Donatello y, gracias a la limpieza a la que fue sometida hace relativamente poco tiempo, conserva el mismo aspecto maravilloso que debió tener el día de su presentación. 

Y después de hablar un poco sobre arte, pasamos a nuestra habitual sección de bricolaje. El dibujo que presento hoy es una bañista. Una vez representada a la chica, por sí solo quedaba un poco pobre, por lo que la idea era presentarla a la manera en la que algunos pintores fascinados por Oriente gustaban representar a las protagonistas de sus cuadros. Esto es, dentro de un entorno exótico. Aunque me da la sensación que el dibujo se parece más a una escena de la película El ladrón de Bagdad de Douglas Fairbanks que a un cuadro de Gérôme, aunque todo esté relacionado.
La Bañista (2011). Luis M. G. M.
Lo único que no me termina de convencer del dibujo es el fondo. A lo mejor resultan excesivas la torre y, sobre todo, la cúpula: demasiado llamativas. Me da la sensación que le quitan protagonismo a la chica y al reflejo de su figura en el agua, que fue uno de los motivos por los que me animé a hacer este dibujo. No obstante, con este fondo, conseguí un contrapeso con el que compensar la figura de la bañista y, de este modo, equilibrar la composición. Así pues, al final preferí dejarlo tal y como lo veis ahora. Espero que os guste.

Por último, el artista recomendado de hoy se llama Gabriel Picart, me encantan los vivos colores y la luminosidad de algunos de sus cuadros. También sus paisajes urbanos, sobre todo la serie dedicada a Venecia. 

Por Luis M.G.M.

Fuente.
  • PIJOÁN, J. Renacimiento Romano y veneciano. En "Summa Artis: Historia General del Arte"; vol. XV. Madrid. 1988
  • VV.AA. Enciclopedia Salvat. Barcelona, 1970.

1 comentario:

  1. Me encanta esta entrada. En mi opinión es la mejor hasta ahora de la sección "El Dibujante". el dibujo es sencillamente genial,. El pelo ha quedado impresionante, y los arcos de medio punto peraltados con la columna en medio son muy realistas. Parece la alhambra.

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