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Gregorio Marañón y Toledo

Después de mucho pensar en qué o quién podía ocupar la siguiente entrada, se me ha ocurrido que qué mejor que dedicársela a un gran historiador que, además de científico y médico, fue un filósofo, escritor y pensador español. Y, como no podía ser menos, un enamorado de Toledo. Hablamos de él, de Gregorio Marañón. Espero quedar a la altura de tan importante personaje y que os guste...

Gregorio Marañón, fotografiado por el
 gran  fotógrafo Alfonso, en 1933.
Gregorio Marañón y Posadillo nació en Madrid el 19 de Mayo de 1887, en el seno de una  familia burguesa e ilustrada. Su padre, Manuel Marañón y Gómez Acebo, fue un conocido abogado en el Madrid de la Restauración, así como consejero del Banco de España, diputado por Madrid y miembro de la Real Academia de Jurisprudencia. Su madre, Carmen Posadillo Vernacci, falleció a los tres años del nacimiento de Gregorio. Gregorio fue el cuarto de siete hermanos; uno de ellos, gemelo suyo, murió al nacer. Debido al medio intelectual del que se rodeaba desde niño, Marañón se relacionó muy pronto con los amigos de su padre, entre ellos José Mª de Pereda, Marcelino Menéndez Pelayo y Benito Pérez Galdós. Este último, llevó al pequeño Gregorio por primera vez a Toledo cuando era muy niño aún. Y fue, precisamente, de la mano de Galdós como conoció el Cigarral de Menores, cigarral que compraría varios años después.

Desde muy pronto sintió predilección por la medicina, lo que le llevó, en 1902, a iniciar sus estudios de Medicina en la Facultad madrileña de San Carlos. Allí, tuvo como maestros a Ramón y Cajal, San Martín y Satrústegui, Alonso Sañudo, Madinaveitia y Olóriz Aguilera. Antes de terminar sus estudios, ya había publicado sus primeros artículos clínicos y experimentales en la Revista Clínica de Madrid.

Cuando Gregorio contaba con 21 años, en 1909, obtuvo el Premio Martínez Molina, otorgado por la Real Academia de Medicina y que antes sólo poseía Ramón y Cajal y era declarado desierto todos los años. El jurado quedó desconcertado al comprobar que el autor del trabajo premiado, Investigaciones anatómicas sobre el aparato paratiroideo del hombre, aún no había finalizado su carrera de medicina. En 1910, obtuvo el Premio extraordinario de licenciatura. Permaneció largas temporadas en Alemania, donde fue discípulo de Ehrlich, a quien ayudó en sus investigaciones para descubrir el salvarsán o compuesto 606. También trabajó junto al profesor Embden, familiarizándose con las líneas de investigación médica más avanzadas del momento. 

De regreso a España, ejerció la medicina en Madrid y se dedicó a la investigación de tipo biológico y a la enseñanza, desde su cátedra de la Facultad de Medicina de Madrid. Destacó, sobre todo, en la especialidad de Endocrinología.

En 1911, elaboró su tesis doctoral La sangre en los estados tiroideos, obteniendo el Premio Extraordinario de Doctorado. Ganó por oposición –con el número 1–, una plaza de médico de la Beneficencia Provincial, solicitando como destino el Servicio de enfermedades infecciosas del Hospital General de Madrid. Allí, fue alumno interno y discípulo predilecto de los anteriores mencionados, Madinaveitia y Olóriz Aguilera.

En julio de 1911, contrajo nupcias con Dolores Moya Gastón de Iriarte, hija de Miguel Moya, uno de los periodistas más influyentes de su tiempo, director de El Liberal, fundador y primer presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, senador y Académico de la Real Academia de Jurisprudencia.  Fruto de este matrimonio nacieron cuatro hijos, un varón y tres mujeres: Carmen, Belén, María Isabel y Gregorio, (Marqués de Marañón).

Fue un conferenciante de gran amenidad y profundidad, un escritor de talento y una figura política que destacó durante la Dictadura de Primo de Rivera y contra el régimen establecido entonces. Fue autor de numerosas obras de investigación médica, así como de ensayos en los que ponía sus conocimientos científicos al servicio de la historia.

En 1919, fue nombrado Consejero de Sanidad y, un año después, en 1920, de Instrucción Pública. Ese mismo año viajó de nuevo a Alemania para visitar hospitales y preparar las directrices del futuro Hospital del Rey (hoy día, el Instituto de Salud Carlos III). Por entonces, en ese mismo año, fallecieron tres personas que habían sido decisivas en su juventud, su padre, Miguel Moya y Galdós.

Gregorio Marañón, ante el Puente de San Martín, en Toledo (195?)

Fue en 1919 cuando Gregorio Marañón compró el Cigarral de Menores, en Toledo (hoy más conocido como Cigarral de los Dolores), lugar de enorme trascendencia en su vida en donde escribió una parte sustancial de su obra. En su casa toledana reunió a muchas de las personalidades españolas y extranjeras que configuraron la historia de su tiempo. Lo reconstruyó en 1922, cuando la ciudad imperial recibió las visita de los escritores más caracterizados del 98. De este edificio, Marañón hacía esta descripción acerca de su estado en el siglo XVII:
"Constaba el edificio destinado al retiro de los Menores de dos pisos: en el bajo estaba la capilla, tal como hoy la vemos, y el refectorio, ambos con salida a un porche limitado por tres arcos en la línea de la fachada principal, de traza casi popular, pero con dejos indudables de esa gracia mediterránea tan frecuente de hallar entre los innúmeros estilos de la arquitectura toledana. De este mismo porche, partía la escalera, con peldaños ornados de azulejos de cordelillo de la mejor época, por la que se alcanzaba el piso segundo, destinado a las celdas y hoy arreglado para el moderno vivir. La desigualdad del terreno en que se asienta el edificio permite salir de este piso superior al campo, con disposición muy común en las construcciones de la región cirragalera. La fachada posterior daba a un corral donde se recogía, presidido por la tradicional higuera, el ganado doméstico: los cerdos, cabras y averío, que forman la fauna normal de los cigarrales."

En el Cigarral de los Dolores, en efecto, Gregorio Marañón escribió buena parte de su obra, y recibió a tantos y tan diversos amigos. Gregorio gozó de la confortante paz de la vida familiar y, desde él, una y otra vez, contempló esta bella ciudad, descubriendo sus secretos. Movido por sus visitas personales y, desde luego, por el recuerdo de sus muchas conversaciones con Galdós, hasta entonces había sido "hombre hacia Toledo"; a partir de entonces, fue haciéndose "hombre de Toledo", llegando a serlo plenamente en poco tiempo. Tanto es así, que en su breve prólogo a la primera edición de "Elogio y nostalgia de Toledo", escribió lo que sigue: 
"En Toledo, en el retiro de sus cigarrales, en su soledad llena de profundas compañías, he sentido muchas veces, durante largos años, esa plenitud maravillosa escondida en lo íntimo de nuestro ser, que no es nada positivo, sino más bien ausencia de otras cosas; pero una sola de cuyas gotas basta para colmar el resto de la vida, aunque la vida ya no sea buena. Esa plenitud inefable se llama Felicidad".

Marañón durante su estancia en la Cárcel
Modelo de Madrid
(1927).
El 12 de marzo de 1922, contando 35 años, ingresó como académico de número en la Real Academia de Medicina. En 1924, fue elegido presidente del Ateneo de Madrid. En 1925, debido a su desacuerdo con la política sanitaria de Martínez-Anido, dimitió de su cargo de director del Hospital del Rey. Un año más tarde, se produjo la conspiración cívico-militar conocida como La Sanjuanada y, pese a que no fue partícipe de ella, le fue impuesta una multa de 100.000 pesetas, sufriendo prisión en la Cárcel Modelo de Madrid durante un mes. Durante ese período carcelario, tradujo la obra del inglés Frederick Hardman, sobre el conocido héroe de la guerra de la Independencia, el Empecinado.

En enero de 1930, finalizada la Dictadura de Primo de Rivera, Marañón se había convertido en uno de los principales referentes intelectuales del momento, un hombre respetado por la inmensa mayoría de los protagonistas de entonces, que se convirtió en el cabecilla del movimiento republicano. Con la crisis de la Monarquía, fundó e impulsó, junto a José Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala, la Agrupación al servicio de la República, plataforma que propició la llegada del régimen republicano de 1931.

En el verano de 1931, Marañón fue nombrado catedrático de Endocrinología, siendo la primera vez que se dotaba a esa disciplina de entidad propia en la universidad española. En 1932, fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de La Sorbona. Poco después, en 1934, se le nombró numerario de las Real Academia Española de la Lengua; en 1936, se le añade el nombramiento de numerario de la Real Academia de Historia y, más tarde, en 1947, de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

En 1934, Gregorio Marañón decide exiliarse a París, ya que su vida corría peligro debido a los problemas políticos acaecidos en ese momento en el país. Allí permanece hasta 1942, tiempo en que trabaja en hospitales franceses y sigue investigando para poder llevar a cabo algunas obras más, como es el caso de "Elogio y nostalgia de Toledo" (1941).

En 1944, se reincorporó al puesto de médico de la Beneficencia Provincial de Madrid y, dos años más tarde, en 1946, retomó su cátedra de Endocrinología al tiempo que promovió la aparición del Boletín del Instituto de Patología Médica

Fue a partir de entonces cuando publicó algunas de sus mejores obras, entre ellas, "Ensayos liberales" (1947). Desde el punto de vista historiográfico, Marañón se ocupó de la desmitificación del pasado católico e imperial de España que se creía en aquella época. Se fijó en temas como las Comunidades de Castilla, la expulsión de los moriscos, el siglo XVIII o el liberalismo decimonónico. Su obra "Antonio Pérez (el hombre, el drama, la época)", publicada en 1947, es la que ha conformado, junto a su biografía sobre "El conde-duque de Olivares", su gran aportación a la historiografía contemporánea española.

Posteriormente, siguió siendo objeto de diversas distinciones científicas y culturales. En 1953, su elección como numerario para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, supuso el reconocimiento a toda una vida dedicada al cultivo de las ciencias, las artes y las letras. Tres años más tarde, en 1956, ingresó en la corporación con el discurso "El Toledo del Greco". En 1958, fue nombrado primer presidente del Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC). No obstante, recibió distintos honores académicos internacionales: Doctor Honoris Causa por la Facultad de Medicina de Oporto (1946), ingresó en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de París y Academia de Ciencias de Nueva York, ambas en 1956, o su investidura Honoris Causa por la Universidad de Coimbra, en 1959. Con estos datos, si hacemos un recuento, ingresó en cinco de las ocho Reales Academias Españolas.

El 6 de Marzo de 1957, Gregorio Marañón fue nombrado Hijo adoptivo de la ciudad de Toledo, en reconocimiento a la labor literaria de exaltación de los valores históricos y artísticos de la ciudad. Además, se le dedicaría una calle en las cercanías del Museo del Greco, como recoge el artículo de ABC: Don Gregorio Marañón, hijo adoptivo de Toledo.

Gregorio Marañón falleció el 27 de marzo de 1960 tras una trombosis cerebral con parálisis respiratoria. A su entierro, acudieron millares de personas, haciéndose muy difícil el tránsito por las calles cercanas, como aparece en el artículo del 29 de Marzo de ese mismo año publicado por La Vanguardia: El domingo por la tarde murió en Madrid el doctor Marañón. Con su muerte, España perdió a una de las personalidades más respetadas de su siglo XX. Su gigantesca obra fue traducida a los idiomas más importantes del mundo, cifrándose, que se conozca, un total de 125 libros, alrededor de 1.800 artículos, 146 discursos, 336 conferencias y más de 230 prólogos. Sólo su obra médica abarcó cerca de 1.056 artículos de investigación y 32 monografías publicadas en los países científicamente más avanzados.

Entierro de Gregorio Marañón (1960).

Gregorio Marañón vivió comprometido con los valores que son necesarios en todo tiempo: la libertad, el sentido trascendente de la vida, el amor a la Patria propia y la vocación intelectual como servicio.

El 13 de Abril de 1969, el diario ABC publicó un artículo (de decoración), sobre el Cigarral que ostentaba el doctor Marañón: En el Cigarral de Marañón en Toledo.

Para aquéllos que queráis profundizar un poco más, os dejo un enlace de RTVE, con un documental muy bueno sobre el personaje de hoy: Gregorio Marañón: Médico, Humanista y Liberal. Siento no poner el vídeo pero, o no es lo mío, o los de RTVE no dejan la opción de incrustarlo en un blog. Espero que os haya gustado y que sigáis leyéndonos =).

Fuentes:
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10 comentarios:

  1. Muy buen repaso a la historia de un grande. Una cosa: cuando hablas de la dictadura de Primo de Rivera enlazas a la página de José Antonio. Pero él no fue el dictador sino su padre Miguel Primo de Rivera.
    Abrazos.

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  2. Ups! Fue un lapsus!! Jeje!! En el menor tiempo posible, lo solucionaré!! Gracias por la aportación!! :)

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  3. Y me alegro de que te guste!! Ya pensaba que lo mismo me había quedado corta en el repaso a su carrera :)

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  4. Me ha gustado esta entrada, que creo imprescindible en este blog. No podía faltar el Dr. Marañón en la sección de personajes de nuestro blog. Siempre está bien divulgar un poco la cultura desde aquí para que se conozca un poco mas a personajes históricos como este.

    PD: Es un honor que nos comente don Eduardo.

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  5. Ya está solventado. Y estoy de acuerdo con Juan Carlos:

    ¡¡Qué honor que nos comente Eduardo!! ^^

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  6. Interesante biografía. Tal vez no hubiera venido mal hablar un poco del aspecto humano de Don Gregorio. Por cierto que, al menos en tres ocasiones, se os olvidó poner el "don". Gregorio a secas desmerece la calidad intelectual y humana del doctor Marañón y la calidad literaria del artículo. Enhorabuena!

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  7. (Anda!! Qué chuli!! Un comentario de alguien nuevo!! ^^)

    Estimado Arcipreste de Bruklin:

    No le he puesto el don aposta. Te cuento la razón.

    Cuando iba al colegio (de monjes franciscanos, por cierto), un profesor mío, el primer día que nos dio clase nos dijo lo siguiente: "No me llaméis ni don Juan ni de usted.. De esa manera nunca llegaremos a conocernos y, además, si me llamáis Juan, haréis que sienta una cercanía hacia vosotros".

    Pues bien, después de las tardes que me he pasado investigando por unos libros, por otros y por sitios de internet, he llegado a conconocerle casi tan bien como a mi profesor. Por tanto, haciendo uso del consejo de mi profesor, me di el privilegio de quitarle el don. Porque he llegado a sentirle cerca, como me ha pasado con el resto de personajes que ocupan esta sección.

    No obstante, pido perdón si ha molestado que me tome esa libertad y, si es necesario, pondré el don donde corresponda :) espero que no te lo hayas tomado a mal. Un saludo.

    Ale.

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  8. Desde niña en aquella noches frías de invierno al calor de la candela de la cocina, escuchaba a mi padre hablar con admiración de Don Gregorio Marañon. ME ha gustado mucho, una extraordinaria documentación.

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    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Isabel. Nos hace mucha ilusión recibir comentarios y, el suyo, parece el de alguien muy cercano al personaje, con lo que la ilusión es aún mayor. ¡Qué suerte la nuestra! :)

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    2. Muchísimas gracias, Isabel. Nos hace mucha ilusión recibir comentarios y, el suyo, parece el de alguien muy cercano al personaje, con lo que la ilusión es aún mayor. ¡Qué suerte la nuestra! :)

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